jueves, 13 de junio de 2013

El halcón esférico o la carta maltesa


Fue mejor el homenaje que el homenajeado

Me gusta mucho Pérez Reverte. Su estilo narrativo, sus personajes, su extraña facilidad para bautizarlos de manera que logra definirlos mejor que con cualquier descripción, el ritmo de las escenas, y... y podría seguir indefinidamente pero no estamos aquí para hablar de D. Arturo. Hoy no.

Entre todas las novelas (que he leído) de Pérez Reverte mi favorita es La carta esférica.
La leí hace bastantes años y me temo que tendré que rescatarla con motivo de esta entrada. Cuando la protagonista Tánger Soto, dice en un momento de la historia que el “Dei Gloria” (el barco que los protagonista buscan durante la novela) le pertenece y es su “halcón maltés” pensé que se refería a un objeto valioso, sin más. Igualmente podía haber dicho que era su Santo Grial, su piedra filosofal o su huevo de dragón petrificado. (En serio, no puedo ser más friki). Hace años no podía imaginar hasta que punto estaba la novela de Hammet presente en La Carta Esférica.

Leer El Halcón Maltés ha sido una especie de déjà vu inverso y desmejorado, de saber que ya te has leído una historia muy parecida, creer que la que tienes en tus manos es más simple, más aséptica, más ruda, más mala, sí, pero reconozcámoslo, saber también que es el ORIGEN de la primera en tu trayectoria como ratón de biblioteca.
En El Halcón Maltés, el protagonista Sam Spade aparece dispuesto a pegar viajes a diestro y siniestro a la mínima oportunidad, igual que Coy, en La Carta Esférica. En éste último, sin embargo encontramos a un ¿héroe? más romántico y sentimental, puede que más pelele, y dispuesto a dejarse engañar por la Brigit O'Shaughnessy de la historia cartaginesa, bastante más lista que la Brigit original. 
Adaptación de la novela de Dashiell Hammet, dirigida por John Huston
Despojada de toda curiosidad por encontrar las referencias que inspiraran, entre otras, a Pérez Reverte, la novela de Dashiell Hammet se hace bastante insulsa. El protagonista ni siente ni padece, y parece que sabe todo lo que pasó, lo que pasa y lo que pasará. Porque él lo vale, como L’oreal.

“No voy a hacer el imbécil por ti” decía Spade, y lo mantenía hasta el final. ¡Ay Coy! ¡Si tú hubieras hecho lo mismo!

1 comentario:

  1. A mi me gustaba muchísimo Pérez Reverte, y digo me gustaba porque aunque me sigue fascinando como periodista, las tres últimas novelas que he leído de él han sido fracaso absoluto: El Asedio, que no pude pasar de las 100 páginas, El tango de la guardia vieja..que meh, y El francotirador paciente, que lo acabé pensando que me estaba timando, y muy enfadada...
    Sigo curioseando por aquí y por supuesto me quedo. Muaks!

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