Mercado de espejismos de Felipe Benítez Reyes
Seguramente la que sigue, es una de las reseñas/comentarios más difíciles que he hecho desde que he comenzado este blog. (vale que no son quinientas ni nada de eso, pero es una frase impactante para empezar y además es una verdad como un templo, por lo que aceptamos la hipérbole y cerramos paréntesis).
¿Y por qué es tan difícil? Porque es un buen libro. Y porque a pesar de serlo, no me ha gustado. Y es que criticar algo malo es muy sencillo, cruelmente divertido. ¿Cuántas reseñas pululan por Internet señalando la limitada escritura de E.L. James o lo viciosilla que es la diosa que lleva dentro Anastasia Steel?
Sin embargo, cuando estamos ante un buen escritor, la cosa se complica. Ya no sabes si el problema es tuyo o de la obra. O de los dos. Como cuando una relación termina "No eres tu, soy yo. Vales mucho. Podemos ser amigos" Y al final no eres amigo ni eres nada. No sabes qué decir.
Es difícil.
Y a veces un poco hipócrita.
Por eso me propongo ser totalmente honesta en esta entrada. Reconocer los puntos fuertes de la novela e intentar argumentar por qué no he conectado con la misma. Allá vamos.
¿De qué trata Mercado de Espejismos?
Jacob se gana la vida organizando robos de obras de arte. Es un intermediario algo chapucero y acertadamente desconfiado. Su último encargo consiste en ultimar los preparativos para hacerse con las reliquias de los Reyes Magos, que se encuentran en la Catedral de Colonia. Jacob se pone en marcha, más o menos, pero no todo es lo que parece y pronto se dará cuenta que la realidad es más confusa que la ausencia de ella. Mientras tanto, se cruza con una multitud de personajes pintorescos y disparatados, todos ellos involucrados en el negocio del contrabando histórico y religioso que es bastante menos glamouroso de lo que nos tienen acostumbrados en otras novelas del género.
¿Casualidad? Todo lo contrario. Mercado de espejismos está escrito precisamente con el objetivo de parodiar las novelas de intriga esotérica que tan de moda estuvieron hace unos años, extrayendo todos los tópicos del género y exagerándolos para dejar constancia de lo absurdo de sus planteamientos.
En relación a esto, he encontrado una entrevista con el autor en el que explica, mejor de lo que podría hacer yo, el por qué de su novela. Podéis leer la entrevista entera en este enlace y aquí un significativo fragmento:
- "(...) Mi novela está montada sobre una parodia de las novelas de misterios esotéricos y de fantaseos históricos. El propósito es inmodestamente cervantino. Cervantes parodió los libros de caballerías, y aunque estas novelas que están hoy en boga no tienen mucho que ver con ellos, sí es muy similar el talante del lector de entonces y de ahora: asiente incondicionalmente al disparate. (...)- Burla burlando llega usted directo a esa especie de esoterismo que protagoniza tantas de las novelitas actuales. ¿Tanto mal nos ha hecho Dan Brown?- No, no creo que Dan Brown haya hecho daño alguno. Ni a la literatura ni a la gente. Es posible incluso que haya hecho lectores asiduos de lectores circunstanciales. Pobre hombre, no. Lo curioso del fenómeno, y su lado cómico, es que la gente no lee sus novelas como lo que son; es decir, como ficciones descabelladas basadas en truculencias risibles y en conjeturas disparatadas, sino como la revelación de verdades históricas y religiosas alternativas. Y entonces el fenómeno comienza a tomar otro cariz, entre paranoico y delirante. Porque ya tenemos ahí a Alonso Quijano en versión contemporánea, entre emblemas crípticos y señales templarias incluso en las señales de tráfico.
Pues que queréis que os diga a mi la idea me llamó muchísimo la atención y por eso adquirí el libro, publicado por la editorial Destino pero también por Circulo de Lectores. La novela venía además, de ganar el premio Nadal, uno de los más importantes que se conceden en nuestro país y también el más antiguo de los premios literarios españoles.
Mi opinión.
La historia está escrita, como se ha dicho, con el propósito de parodiar un tipo de novela muy concreto, sobre todo para que al aumentar sus características nos quede muy claro que la literatura es una ficción que puede o no inspirarse en la realidad, pero que desde luego no es prueba irrefutable de nada. Si acaso, de la paja mental del escritor, del afán del público por ver conspiraciones donde no las hay (y hacer la vista gorda donde si la hay, pero esto ya es otra historia) y de las manías persecutorias de ciertas organizaciones.
Está escrita como una sucesión de gags, gracietas, referencias a personajes disparatados e historias rocambolescas ya que, no es vano, es una novela humorística pero creo que es aquí precisamente donde rádica el motivo de que no la haya disfrutado completamente.
Vaya por delante que creo que Felipe Benítez Reyes tiene gracia. La tiene durante muchos momentos de la novela y la tiene en su quehacer diario. Aquí os dejo un enlace al que es su blog personal, en el que podréis leer algunos artículos y reflexiones del autor sobre distintas cuestiones. En esas estradas creo que queda patente que el autor es un señor inteligente, con un dominio de la ironía e incluso del humor absurdo que personalmente disfruto muchísimo.
¿Dónde está el problema entonces? No en la falta de gracia, sino en el exceso. Creo que la novela se convierte por momentos en una recopilación de chistes, de pequeñas historias de ladrones de arte con problemas mentales, de anécdotas curiosas pero irrelevantes, y el lector pierde de vista el argumento último. Es más, una historia que podía contarse en doscientas páginas se alarga hasta las cuatrocientas para introducir más parodia, más vueltas de tuerca, más teorías disparatadas...
De esta manera, me encuentro finalmente con que una novela con un argumento divertido, con un trasfondo interesante y con un escritor muy capacitado.... se me hace muy cansina. Y eso me crea una sensación de ingratitud hacía el autor y de injusticia muy desagradable.
¿Es la novela o soy yo? ¿Quién es el culpable de que esta historia de amor no haya funcionado?
Por eso, estoy dispuesta a darle una segunda oportunidad al escritor, porque creo sinceramente que merecerá la pena. Y por eso, y aunque a mí no me haya gustado demasiado, recomiendo la novela a todos aquellos que disfrutan con los libros de humor. Si eres amante de los Monty Python, si te gustan los autores que juegan con las palabras con maestría y no te importa que cambien las reglas del juego varias veces... esta es sin lugar a dudas tu novela.
¡Nos leemos!
Está escrita como una sucesión de gags, gracietas, referencias a personajes disparatados e historias rocambolescas ya que, no es vano, es una novela humorística pero creo que es aquí precisamente donde rádica el motivo de que no la haya disfrutado completamente.
Vaya por delante que creo que Felipe Benítez Reyes tiene gracia. La tiene durante muchos momentos de la novela y la tiene en su quehacer diario. Aquí os dejo un enlace al que es su blog personal, en el que podréis leer algunos artículos y reflexiones del autor sobre distintas cuestiones. En esas estradas creo que queda patente que el autor es un señor inteligente, con un dominio de la ironía e incluso del humor absurdo que personalmente disfruto muchísimo.
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¿Dónde está el problema entonces? No en la falta de gracia, sino en el exceso. Creo que la novela se convierte por momentos en una recopilación de chistes, de pequeñas historias de ladrones de arte con problemas mentales, de anécdotas curiosas pero irrelevantes, y el lector pierde de vista el argumento último. Es más, una historia que podía contarse en doscientas páginas se alarga hasta las cuatrocientas para introducir más parodia, más vueltas de tuerca, más teorías disparatadas...
"Además, creo que estarán de acuerdo conmigo en que, cuando alguien comienza a hablarte de los templarios, lo mejor es parar el primer taxi que pase por allí y salir huyendo.
A esas alturas, andaba yo un poco saturado de gente empeñada en coger la Historia por el rabo para transformarla en una novela de kiosko. Harto de los Reyes Magos, la verdad. Harto de huesos itinerantes. Harto de desconocidos majaretas. Hastiado de leyendas transtornadas. (...) (Oh nauseabunda imaginación, con tu falso prestigio)."
De esta manera, me encuentro finalmente con que una novela con un argumento divertido, con un trasfondo interesante y con un escritor muy capacitado.... se me hace muy cansina. Y eso me crea una sensación de ingratitud hacía el autor y de injusticia muy desagradable.
¿Es la novela o soy yo? ¿Quién es el culpable de que esta historia de amor no haya funcionado?
Por eso, estoy dispuesta a darle una segunda oportunidad al escritor, porque creo sinceramente que merecerá la pena. Y por eso, y aunque a mí no me haya gustado demasiado, recomiendo la novela a todos aquellos que disfrutan con los libros de humor. Si eres amante de los Monty Python, si te gustan los autores que juegan con las palabras con maestría y no te importa que cambien las reglas del juego varias veces... esta es sin lugar a dudas tu novela.
¡Nos leemos!