viernes, 19 de julio de 2013

Lecturas adolescentes (I)


Casariego, Gisbert y Karina (por aquello del baul de los recuerdos).
 
En mi última visita a esa cosa tan maravillosa, buena, bonita y sobre todo gratuita, que es la biblioteca pública, a la búsqueda y captura de nuevos títulos para pasar estos días de calor, me hice con algunos libros que se podrían calificar de juveniles. 


Tampoco voy a mentir. Ese día estaba buscando Los juegos del Hambre. En la biblioteca de mi pueblo, no obstante, hay  muchos libros pero están muy mal ordenados, así que después de un rato largo buscando la trilogía de Collins, en el lugar en el que se supone que debía estar, y también en aquellos sitios donde no estarían más que a mala leche, me di por vencida y entré en la sala infantil dispuesta a pillar algo muy friki.

Dicho y hecho. 
Mi dominio del Paint es alucinante


Siempre he sido muy fan de Joan Manuel Gisbert. Este escritor catalán es un autentico especialista en novelas de fantasía/ciencia-ficción/aventuras para niños y jóvenes adolescentes gracias a su imaginación absolutamente desbordante y desbordada. Recalco lo de jóvenes porque a pesar de las posibilidades de todas sus historias, siempre se rodean de un halo de inocencia incluso entre la aparente violencia de sus tramas.  A Los armarios negros, El extraño adiós de Odiel Munro, La noche del viajero errante, La mansión de los abismos, La sonámbula en la ciudad-laberinto, La mirada oscura y El mago de Esmirna se suman ahora en mi lista de LEÍDOS  El misterio de la mujer autómata y El misterio de la isla de Tokland.


El primero de ellos, El misterio de la mujer autómata, premio Barco de Vapor 1990 (Guau!) tiene una trama muy sugerente e interesante…. Al menos sobre el papel. La novela trata de un extraño encargo: la construcción de un autómata por parte de un viejo mañoso (esto no lo dice en el libro, pero lo es, está claro). La historia es contada por un misterioso personaje que finalmente descubrirá su identidad sin que ello suponga ninguna sorpresa en la trama, con lo que podía haber sido contada por un narrador y nos (me) hubieramos (hubiera) ahorrado las conjeturas. Ésta, es una constante en Gisbert: engancha al lector desde la primera página, es decir empieza BIEN, pero se desinfla un poco a medida que avanzan los libros. En esta ocasión el libro se me ha hecho algo pesado. Chema, perdóname.


Perdóname, porque El misterio de la isla de Tokland me ha encantado. Ahí sí, que sí. ¿Qué más da de qué trata el libro o que el final no se entienda (porque no se entiende, lo siento Chema) si no lo puedes dejar ni un minuto? Me lo he cargado en un solo día, porque el misterio de la isla, el misterio del laberinto que la isla alberga, me tenía intrigada como cuando leía La mansión de los abismos, siendo una enana. Precisamente al final de este libro me ha recordado El misterio de la isla de Tokland, con varios grupos de personas a la búsqueda de sus objetivos. Trepidante. Complicado. De morderse mucho las uñas.


El tercer libro de mi retorno a la adolescencia, es Dos en una, del gran, gran, gran Martín Casariego Córdoba. Y aunque este libro no es de sus mejores novelas (El chico que imitaba a Roberto Carlos, Y decirte alguna estupidez, como por ejemplo, te quiero o Que poca prisa se da el amor, todas ellas publicadas por Anaya en la colección Espacio abierto son claramente mejores) mantiene, la mejor de las virtudes de Casariego en sus novelas juveniles: un lenguaje tronchante y tierno a partes iguales, que te hacen volver a tus años mozos y te impiden borrar una estúpida sonrisa de tu cara en todo el tiempo que dura la lectura.

Dos en una trata de un jovencito enamorado de una chica, Lara, que parece tener una personalidad doble. O enfermiza. O enfermizamente doble. Obviamente Lara es la hermana de su gemela que también se encuentra por allí pululando, y es el motivo más que predecible para dar lugar a una divertida sucesión de reflexiones entre Mateo y su entorno.

Casariego y Gisbert. Venga, no. Viceversa

Como veis, una interesante y divertida vuelta a la juventud. Y una idea en mi cabeza para seguir dando vida al Blog. Volveré a comentar libros de este tipo, en sucesivas vueltas a la adolescencia y a la infancia. Rescatando libros y sumergiéndome en otros nuevos. Buscando en el baul de los recuerdos.